Por Héctor Ortiz

Este año el doom metal en León (si las pandemias lo permiten) podrá cobrar una viejísima afrenta, pues corría el año de 1989 cuando un desplegado de las autoridades municipales en los medios de comunicación rechazaba categóricamente la presentación de nada más y nada menos que de Black Sabbath, al considerarlo como un evento que incitaba el consumo de drogas y la realización de actos vandálicos.

Y si bien no se trata de un concierto de los oriundos de Birmingham, la ciudad zapatera tendrá la dicha de recibir este año a otra de las bandas pioneras del género como son los suecos de Candlemass, quienes se presentarán en el Candelabrum Metal Fest el próximo 19 de septiembre en la Velaria de La Feria junto a otras bandas representativas de las diferentes vertientes del metal.

La relevancia de tener a Candlemass en el line up del festival no sólo radica en su importancia como representantes del doom metal, se trata de los creadores del subgénero denominado doom metal épico, esto gracias a su disco Epicus Doomicus Metallicus, que deriva de la fusión del doom y el power metal escandinavo.

Y aunque ya desde los 70´s se vislumbraban los primeros acercamientos al doom metal con bandas fundamentalísimas como Black Sabbath o Pentagram, es en los ochentas cuando el género obtiene su nombre en gran medida a los aportes estéticos y sonoros de Candlemass.

Los suecos supieron combinar la lentitud pasmosa y característica del doom con voces operísticas, una fusión que los ha encumbrado en lo más alto del género al grado de que hay personas que los incluyen dentro del Big Four of Doom.

Además, hay que recordar que Suecia históricamente ha sido un semillero de grandes bandas del metal en general, pasando por el emperifollado glam metal de Europe hasta lo más veloz y pesado como In Flames, Entombed, Opeth, entre otras influyentes agrupaciones de la escena metalera mundial.

Por lo anterior, consideramos que de llegarse a concretar la primera edición del Candelabrum Metal Fest, este festival se llenará de gloria por cobrar aquella vieja afrenta de Black Sabbath con un cheque a nombre de Candlemass y toda la comunidad doom metalera del Bajío.