Por: Nico Balé
Fotos: Santi Sombra, Yamila Castelo y Van Estudio
El sábado 23 de abril tuvo lugar la primera edición del ciclo «Rebelión en la Maquina», y si que lo fue. La idea de marcar la diferencia, cortar con una maquinaria que ofrece siempre lo mismo, ofrecer otra propuesta es lo que caracterizó la noche.
Esta nueva alternativa para conocer y disfrutar bandas se abre camino en el imprescindible under con muchas ganas de hacer, y así lo demuestra la grilla para el resto del año, llenando espacios por donde mires, en capital y provincia.
La noche fue avanzando y la gente fue llenando Melonio incitando a que arranque la jornada. Ahí fue entonces cuando Picaporters entro en escena y el aire se puso denso.
Arrancando su set con «War is over» plantaron la bandera del rock pesado, denso, colgado, ese que te pone en estado de trance, así como se los veía en el escenario. Un aura que recuerda al Sabbath del primer disco o a esa gema del rock humeante que es Dopesmoker de Sleep, con golpes de batería certeros y un juego de delay en la voz sobre la que podías viajar como en una alfombra mágica. Pasaron «Sol de Metal» de su primera producción, «El horror oculto» y con «Zombie» nos despavilaron un poco con la guitarra gritándote un riffaso en la cara. La ultima invocación fue al dios egipcio «Ra» para cerrar un show muy intenso, que dejo el escenario bien predispuesto para lo que seguía…
La posta la tomo Cabesaurio, los anfitriones, y desde el primer momento se supo que el set iba a ser al palo y bien cabeceado. La banda suena como debería sonar un Power Trio, bien riffero, con una personalidad setentera y notas de un tal Hendrix. Pasearon su set con temas como «Iscariote»; «Insomne»; «El Ripio». La lista de temas se abría paso en la noche, los cuellos ya estaban bien calientes, el pulso del stoner cansino te dejaba volado y adrenalinico a la vez. Para cerrar nos convidaron con un cover de Aeroblus «Buen tiempo» justo cuando pensaba que el Carpo también formaba parte de su ADN. El final fue con «Macabro» para redondear un show que cumplió con lo que auguro al comienzo.
Llego el turno de Ararat. Una banda que no tiene necesidad de ser presentada en sociedad porque, por mas que lleve algunos años de carrera, tan solo la experiencia de los 3 integrantes hace de esta una banda curtida, solida y con oficio. El show arranco con «Caballos»; «El camino del Mono»; «El Paso»; «Las 2 mitades». En tan solo 4 temas nos demolieron el bocho a todos los presentes, y aun faltaba mas de la mitad… Esa especie de drone natoso que lleva el sello de Sergio Ch. avanzaba como traccionado por un tractor a toda maquina, el bajo como punta de lanza, con un audio como de grano grueso, empujado por la pared rítmica que ofrece Alfredo Felitte y especialmente abrillantado con las magias que salen de la cabeza de Tito Fargo en guitarra y sintetizadores.»El Arca»; «Lobos de guerra y Cazadores de elefantes»; «El hijo de Ignacio»; «Castro» y «Nicotina y destrucción» completaron el setlist y terminaron el trabajo, dejándonos extasiados y permeables.
En conclusión una fecha impresionante, con buena música y lo mas importante, buena onda y buena gente.