Bardo es una banda proveniente de San Luis Potosí, México, conformado por solo dos piezas, Carlos Vela (batería) e Iván Figueroa (bajo y voz). Justos son capaces de crear uno de los sonidos más crudos, pesados, densos y lodosos, cuyo propósito atmosférico es transferirnos a dimensiones demenciales y totalmente oscuras.

Se formaron en 2016, y tuvieron que pasar 2 años para poder escuchar su primer trabajo de estudio titulado de forma homónima. Son 7 piezas; una tras otra, cabalgando sobre nuestros oídos y triturando nuestro cerebro.

Estado Intermedio inicia este ritual, una odisea a la pesadez sonora hecha solamente por el bajo, muy denso y atmosférico que abre paso a Todos Mueren, 7 minutos de destrucción auditiva, pesado, muy pesado.

Todos Mueren, Fin del Mundo y Abismo comienzan a sonar a continuación, cuando leemos la descripción del disco y lo que intenta buscar que es transmitir la transición del ser, la muerte como protagonista y el no ser como resolución de un ciclo constante e infinito, queda claro que lo lograron a la perfección, con cada canción cuya atmósfera es hipnótica y atraparte y como prueba de eso llega Yama, la pieza más alta del disco, un homenaje al Doom Sludge más crudo y directo que hay, riffs tras riff, destrozando todo lo que se encuentra en su camino como si fuera un huracán gigantesco.

Los Juicios y Ocaso culminan este trabajo, cabe recalcar que Ocaso es probablemente una de las canciones más hipnotizantes que escuche este año, 5 minutos de poder riffesco, una oda al oscuro del sonido proveniente del averno, Bardo nos ha sorprendido con este solido primer trabajo, una obra magistral de lodosidad y destrucción.