Por: Gonzalo Brunelli
En La Niebla es una joven banda de rock formada en 2021 que consiguió sacar a finales del pasado 2022 su primer trabajo de Larga Duración titulado “El Limbo De Los Callados” luego de haberse presentado en diversos escenarios a lo largo del año con algunos de los mayores exponentes del Stoner Doom Rock a nivel local (como Mephistofeles, Las Historias, Sargent Comet, Piramides en Marte, Fulanno, Eternal Sun Temple, Perro del Desierto entre otros) Fue en estas fechas que se conocen con Pablo “Paluto” Aguirre (ex Las Historias) con quien se generó la producción del disco en el Luto Recordings. Este, su álbum debut, cuenta con 5 canciones que a lo largo de su casi media hora de duración nos irán sumergiendo en una bruma densa y lisérgicamente aletargante, yendo desde las más oscuras y cavernosas resonancias, hasta la más placentera locura rifante en afilados tonos de vibración metálica.
Emergidos de las entrañas del interior de la provincia de Córdoba, Argentina, vemos engendrarse esta formación al sureste de la ciudad capital en la localidad de Río Segundo continuando con el viaje sureño hasta la campestre localidad de Oliva, lugares rodeados por una vegetación que, en los sentidos físicos de quienes los transitan de forma incauta e inmediata, no pudieran reparan (si es que llegasen a dejarse influenciar) en un mayor atractivo que la naturaleza rural; pero, al cabo de unos minutos de iniciada la escucha del álbum, estos paisajes, alejados de las conglomeradas urbes, van a tomar un papel protagónico sellando el disco con su atmosfera atrapante, transportando al oyente en su imaginario fuera de este plano, expandiendo el tiempo, devorando el espacio, hasta llegar a las épocas de los pretéritos bosques y campiñas medievales europeos, dada por la cadencia mística que recubre las canciones con temáticas de ocultismo, invitando a adentrarnos en los cultos antiguos (elementos apreciables en las composiciones de bandas de Occult Doom Rock junto a metrajes como The Devils, The Wicker Man, The Name of the Rose, The Witch por nombrar algunos que abordan estas temática)
Musicalmente su propuesta está teñida de elementos del rock clásico de los ‘70s, alto nivel de ganancia sumando de forma controlada fuzz y distorsión sin una sobre compresión, van sucediendo de forma variada los momentos, pasando de épicos a caóticos, para luego rebajar la intensidad y llegar a estados contemplativos incluso angustiantes pero siempre manteniendo la intriga en suspensión, con claras influencias que abrevan desde Black Sabbath pasando por Melvins, Electric Wizard, Sleep, Black Pyramid o Sunnata, y temáticas muy cercanas a bandas como Witchcraft, Candlemass, Pallbearer, Orchid o Lucifer entre otras. Desde una etérea reflexión, deja expresarse la lírica, que narra cual clérigo desconvertido, los tiempos del oscurantismo en los que los saberes desalineados del dogma católico eran brutalmente suprimidos, versando en ocasiones de forma discreta y otras puntual, sobre hechicería, magia pagana, brujas, druidas y sus ritos; pero en una escucha más aguda resulta más que interesante encontrar ciertas contraposiciones de las letras respecto de la temática y sonoridad oscura, planteando de forma solapada esa dualidad humana. Se disfruta también como parte de la estética sonora que acompaña este primer trabajo el uso de pequeños cortes de audio extraídos de películas de antaño al iniciar o finalizar alguna de las canciones; pero más fundamental se hace el destacar como un gran atractivo el que las letras estén pensadas y cantadas en español, ya que resulta ameno para el oyente hispano, reivindicando la presencia latinoamericana entre bandas de estos géneros y sub (un dato de color que llegado este punto podemos deslizar, es que se deja entrever el origen del nombre de la banda, tomado de la secreta sociedad de la niebla creada en el siglo XVI de la que formaron parte escritores como Julio Verne y demás por la segunda mitad del siglo XIX donde se presume traspasaban con sus escritos masivamente publicados mensajes encriptados)
La banda se halla organizada en formato power trío de guitarra, batería y bajo. Mariano Sacchi es quien ejecuta las progresiones de guitarra, tan pesadas como agudas por partes, repletas de riff recargados en filoso metal y distorsiones regurgitantes, va armonizando los relatos que se cuentan de forma fantasmagórica, siendo sus cuerdas vocales las encomendadas para ello, un apartado que resulta por demás sugestivo considerando ese efecto de reverberación el que satina de un lúgubre sentido pero vívidamente espectral sin desentonar con el contexto (a veces acuciada como en un espanto macabro pasando hasta un trance litúrgico) dándole una entidad propia al sonido. La percusión está ejecutada a cargo de Elo Ciaccio con rítmicas firmes y profundas que inducen al ritual de forma envolvente, van dando carácter al instante de cada tema, contando en algunos con el timbre acampanado del golpe sobre los platillos en los pasajes donde las transiciones se vuelven más largas, lo que suma ambiente al misticismo (no es menor mencionar que ambos ya vienen curtiendo esto como miembros de otra de las bandas -ahora en un parate indefinido- de Stoner Doom que nos dieron la región del interior cordobés, la recordada Sombras Colosas) Finalmente, la emoción se vuelve frenesí, cuerda y vibración, de elevada presión gravitatoria en los dedos de Matías Ghirlanda encargado de la espesura dada por las cuerdas del bajo, generando lugares, tan cavernosos como siderales, al bólido que se va amasando a lo largo del disco, como abduciéndonos a la órbita de un agujero negro desde lo profundo del espacio, ya sin posibilidad de retorno alguno.
El sendero del Druida abre el disco con una sombría conjuración filmográfica que nos antela el inicio del ritual con la preparación previa para ello por parte de un antiguo druida. La banda rompe en volumen fuerte y alto desde el primer momento, con ritmo acelerado va viajando a golpes macizos hasta desembocar en una pronunciada y álgida caída provocada por la guitarra en un filoso vuelo descendente. Uno de los temas más metálicos del disco siendo también el de menor duración para dejarnos tambaleando a la espera de lo próximo.
Evocando el Ritual continúa lo ya preparado con anterioridad, el rito está iniciando y nos está transmutando apenas empieza a sonar el segundo tema. Aquí se exalta la beta más doomera con tintes ochentosos. Lánguidamente atrapante, la cadencia es super riffera y llevadora, la batería es contundente y el bajo expansivo, ominoso y ondulante al final, en el estribillo nos da esa advertencia a que referimos sobre la dualidad en que se contraponen temática, lírica y sonido, siendo la guitarra quien dibuja una aureola arbolada que transmite con cierta angustia solemne ese mensaje, encendiendo el combustible que llevara a la bruma. Con gusto se aprecia uno de los instantes más altos del disco.
Cabras Negras inicia en un estridente y rabioso fluctuar de un flanger distorsionado en la guitarra; arranca el tercer tema tras una risa macabra que asemeja un cínico balar humano. Continúa el disco con una acompasada marcha que nos va conduciendo por los boscosos recintos aciagos que forman parte del entorno en que se está desenvolviendo el acto, mostrando que la niebla se sigue propagando, proponiendo una búsqueda introspectiva para aclarar la confusión (…tal vez la finalidad del rito…) Es llamativa la forma en que se va comprimiendo el tiempo pues el aire se pone super denso y desbordado por el ambiente que imponen los graves del bajo tras su honda oleada con un controlado riff sabbathero, acompañado de un bit en la batería cada vez más lento y subterráneo, sin faltar la reflexión de guitarra en su armonía. De los momentos más paisajísticos del disco.
Las Brujas empieza con el tañir de campanas mortuorias y leves cuchicheos de fondo, avanza la procesión del cuarto tema en el pulsar de un bajo fatuo y oscuro, seguido de explanados platillos que con haces de guitarra empezarán a cortar el aire, mas el esfuerzo por alivianar la visión será infructuoso, es la niebla que al máximo se ha espesado; quien relata parece haber sobrevivo al trance y en la confusión está despertando fallido en un pantano, intentando recobrar los sentidos alterados. Llegado a este punto es que el latido se atenúa como el débil crepitar de una vela que intentara anunciar la cercanía del remanso, pero nada estaba tan alejado de serlo, pues el breve pasaje se interrumpe tras los golpes de ímpetu con los que pareciera se ejecutase el castigo de una condena, son las pesadas ondas sonoras las que nos están zamarreando (serán los ecos del «Malleus Maleficarum» azotando o las presencias lo están rodeando al sujeto perturbado?) La guitarra vuelve a dibujar en serpenteante melodía la última balada del tema con vetas de blus oscuro y recodos jazzeros para luego arremeter a mazazos la agónica búsqueda. Y así, con la incertidumbre en la cúspide finaliza la canción con una cinematográfica ondulación fantasmal. Uno de los momentos más siniestros del disco en el tema más longevo.
El limbo de los callados resuena con pavorosa tempestad, es el quinto tema el que culmina y da nombre al disco. Desemboca el viaje ritual en el horror de los vestigios hallados para el clímax de la narcótica celebración, lasciva es la consagración de las ofrendas al espanto; los ritmos se van alterando e indefinen para entrelazarse e ir variando como espíritus que sitiasen al ya impávido acólito de esta soterrada sesión. Es que, luego de la postrimera afirmación de los cánticos propios, se escapa la voz en el último aliento con la guitarra más emocional y solemne del recorrido, el tempo sigue contando aplomado en la batería al compás del rugir, con imperturbable y sórdido clamor, las bajas frecuencias del bajo más definido y estruendoso, hasta se infería el final anunciado en esta repetitiva secuencia…pero sólo bastó una décima de segundo y algunos relámpagos de los platillos para sentir estremecer los sentidos con los martilleos, ahora más voraces y fieros, del áspero riff de guitarra fustigándonos (diera una leve sensación que es otra canción dentro, la que está empezando) rompiendo ya toda cordura que conservar hubiéramos tratado, en cuotas nos están devastando, y es acá que en plena molienda la abducción sideral empieza, el bajo despliega todo su abismo, negro, interminable y profundo, ya como una posesión que nos despoja de toda voluntad y razón…hemos caído en el limbo infinito, y para siempre nos perderemos en el silencio.
Y ya después de semejante recorrido sólo nos resta mantener el vilo atento a las futuras novedades que de seguro irán saliendo en este venturoso 2023. Esperamos prontamente poder conseguir una copia en diversos formatos físicos para disfrutar de toda la calidad del álbum en nuestro reproductor sonoro favorito.
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Finalmente hacemos expansiva la invitación a que sigan de cerca el trabajo de sus artistas locales, banquen y apoyen las movidas autogestivas, asistan a los shows, compren su merchandising y propaguen el llamado, el talento de estos y mucho más artistas los están esperando!