¿Cómo fueron tus primeros contactos con la música?
Yo era muy pequeño, te diré, tenía dos años y la culpa la tuvo mi viejo. Él fue músico toda su vida, y cuando nací, ya formaba parte de Los Dolton’s como vocalista. Tenía bastante presencia en televisión y radio, y yo lo admiraba. Recuerdo que formaba mi propia banda con mis muñecos de GlowFriends. Siempre me las ingeniaba para “robarme” el equipo de sonido de mi tía, para poner ahí el cassette de Los Dolton’s y jugar a que yo era parte de esa banda con mis juguetes. Hasta recuerdo la vez que me pasó corriente por querer desconectar el equipo de sonido. A pesar de esa admiración, mi viejo siempre trató de mantenerme al margen de la música, porque “la escena era dura” y me podía llevar grandes decepciones, pero heme aquí. Hoy por hoy, al final del día, es a él a quien le remito las cosas que hago, siempre en agradecimiento.
¿Cómo encontraste la música psicodélica?
No sé si la encontré o me encontró. Cuando The Doors llegó a mis oídos, durante mi etapa escolar, sentí que había algo diferente en su “rocanrol”. Luego, llegaban a mis oídos bandas con sonidos similares. Nunca supe que eso era considerado “psicodelia”, hasta que Javier Kou, el bajista de The Dead-End Alley Band, me ayudó a agrupar en mi “catálogo” mental, varias bandas a las que se les puede denominar psicodélicas, del corte similar a Doors. De ahí, por ejemplo, descubro a Iron Butterfly, Cream, Vanilla Fudge y un larguísimo etcétera. Curiosamente, fue el único género que compartía con Javier, ya que nos conocemos desde inicial, en el colegio, y nunca coincidíamos –hasta ahora- en nada, salvo en el tipo de psicodelia que nos gusta.
¿Cuál fue el primer instrumento que tocaste y cómo se fue dando la evolución musical en tu vida?
La verdad es que no lo recuerdo. Estoy casi convencido de que fue un piano, pero uno muy curioso que tenía mi abuela en casa. Era de juguete, pero las teclas, las recuerdo, eran de madera. Estaba viejo y casi ni sonaba, pero fue el primer instrumento que toqué. Luego le pedí a mi viejo una guitarra, y atinó –a mis diez años- a regalarme una guitarra eléctrica de marca peruana a la que le agarré mucho cariño hasta que quise aprender y mis intentos se frustraban una y otra vez por lo difícil que me parecía. Ya luego, a mis dieci… siete años, creo, me regaló mi guitarra acústica, la cual hasta hoy conservo y es mi compañera de viaje y de aventuras. A partir de ese momento, mi evolución musical estuvo siempre atenta a los sonidos que fueran capaces de generar emociones fuertes en mí. Los oscuros en particular. Así fue como me sumergí en la música académica, aprendí a escribir música, armonía, contrapunto. Gran parte de mi crecimiento musical se vio enriquecido con las películas. Fantasía fue, para mí, la detonante en mi infancia. De ellas sacaba una gran cantidad de recursos para mis composiciones. Así me voy topando con la música de las películas de Tim Burton, por ejemplo, o de corte más épico como El Señor de los Anillos, por ejemplo, y entre esos mundos empezaba a descubrir el mío. Por alguna razón, siempre me incliné a sonidos muy oscuros, de tensión. Esos siempre me han gustado más. Desde muy pequeño, prefería “Be Prepared”, en El Rey León, que “Hakuna Matata”. Jajajajajaja. Pero, al final, en la oscuridad están todas las emociones concentradas. Es más honesta que la música alegre. Las pesadillas son más creíbles que los sueños bonitos.
¿Siempre has querido ser músico o también alguna otra carrera?
Creo que lo de “querer ser músico” no lo decidí. Me atrevo a decir que estaba ahí, y quizás, por esa razón, nunca dije: “¡Ah! ¡Esto es lo que quiero hacer!” Para mí era natural convivir con eso, y cuando me preguntaban por una carrera, siempre respondía… ¡Paleontólogo! JAJAJAJAJAJAJAJA. En serio. Luego, nuevamente, con el apoyo de mi viejo, me orienté hacia publicidad, pero no porque me apasionara, sino porque era algo que alguien como yo podía hacer. Me gusta crear, inventar, descubrir. ¿Por qué no? Ya cuando vi que podía hacer de mi música, una muestra ya no solo para mí, sino para la gente, sentí que se había despertado como una especie de sentido para lo que soy o era o seré. Ahora estoy envuelto en ello, y no importa lo que haga, siempre estaré haciendo música. Aun cuando quise huir de ella entre mis doce y catorce años, no pude escapar. Creo que nunca me va a abandonar.
¿De niño te imaginabas como un rockstar? ¿Cuál era tu sueño en ese momento?
La verdad que no. Lo que sí confieso es que siempre me atrajo la idea de las giras (check) y de conocer al amor de mi vida a través de mi música (check). Alguna vez, recuerdo, quise montar una especie de show para mi familia, en mi propia casa –allá por el 98- pero nunca se dio. Creo que estaba tratando de descubrir varias cosas, como por ejemplo, hacer mi propia película casera –algo que hasta ahora no logro- o crear una nueva saga de aventuras épicas –estoy en ello- pero la música siempre estuvo presente de una forma u otra. Tal vez no quiso salir en ese momento, pero cuando salió, explotó con todo.
¿Con qué banda te gustaría salir de tour y por qué?
Debo decir que me he sentido bastante honrado tocando en el mismo line up y haciendo amistad con bandas que hoy admiro, como Ape Machine y Maserati, de Estados Unidos, así como Glowsun, de Francia, y DeWolff, de Holanda. He de confesar, si me hubieras hecho esta pregunta en 2013, te hubiera dicho con el Chino Burga, y ¡zas! Algo así se dio en el pasado tour a Europa, cuando Chino y nosotros coincidimos en tres fechas. Hoy por hoy, repetiría ese plato, pero si me preguntas por una banda que hoy me esté trayendo loco por compartir escenario, es con Stoned Jesus. ¡Oh, sí! Además, y aunque no tenga mucho que ver a nivel de géneros, salir de tour con Harry, de Cobra, es un sueño mutuo, y es que ya se está gestando una que otra idea loca con él, además de ser un gran hermano para la banda.
¿Cómo te ves de acá a unos 20 años?
Desde que fui padre, este tipo de preguntas siempre las pienso en función a mis críos. Creo que me ayuda a responderlas. De acá a veinte años, mis críos tendrán veintitantos, estarán saliendo de casa y de mi parte, creo que empezaré a tener más tiempo para hacer un sinfín de proyectos musicales que he dejado en el tintero por falta de tiempo. Tengo tres sinfonías en mente y varias ideas locas que quiero llevar a cabo alguna vez en mi vida. Tengo proyectos musicales, también, que quiero llevar a cabo junto con mi esposa. El tiempo hoy es nuestro principal enemigo, pero asumo que, con los críos más independientes, tendremos un respiro significativo. Con respecto a The Dead-End Alley Band, te diré… no creo que dure veinte años en actividad, y si así fuera, ¡pues sería de puta madre, porque significaría que todavía compartimos ideas que enriquecen el sonido de la banda y lo diferencian entre disco y disco!
Tus 10 discos favoritos de toda la vida
Ésta sí que es una pregunta difícil. Disparo para muchos lados y hay mucha música que no necesariamente está incluida en discos, que finalmente amo más, o me ha marcado más. Sin embargo, y sin orden de prioridad, en discos están:
1. Strange Days (The Doors)
2. The Harvest (Stoned Jesus)
3. Imaginaerum (Nightwish)
4. Part 1 (Phantom Divine Comedy)
5. Yggdrasil (Wardruna)
6. Tervaskanto (Korpiklaani)
7. The Wall (Pink Floyd)
8. Tales From Topographic Oceans (Yes)
9. Jesus Christ Superstar (Andrew Lloyd Webber, 1971)
10. In A Gadda Da Vida (Iron Butterfly)
Las bandas de la movida actual que más te vacilan
Internacionales: Stoned Jesus, Tuber, Ape Machine, Glowsun, High Brian, DeWolff.
Nacionales: Cobra, La Ira de Dios, Reino Ermitaño, RHOR, La Hoja, El Jefazo.
Los discos que más escuchas últimamente
Tengo mis épocas en las que me paseo por distintos géneros y culturas. Hoy estoy dando vueltas, como de costumbre, por Escandinavia, más allá de discos, con bandas y toda su discografía, como Korpiklaani, Wardruna, Turisas, etc. Prefiero escucharlos dispersos que por discos. Eso me ayuda a amar a una banda por su versatilidad, sin que pierda su esencia.
¿Qué elementos usas para tus presentaciones en vivo?
Hace poco he encontrado mi propio reino personal en mis teclados. Usualmente, salgo con un órgano Farfisa Fast 5 del 69, ni más ni menos. Hoy por hoy, y por los sonidos ganados en la gira, además de los sonidos venideros de la banda, estoy montando un nuevo gear, en el que está, por supuesto, mi Farfisa Fast 5, y ahora se le suma un pequeño Casio CA 110 que fue mi primer teclado allá por el 98, y que, además, fue el que llevé a Europa. Ambos teclados los combino a través de una pequeña consola Behringer, y estoy a la espera del toque final con un pedal de distorsión básico. Hay cosas que van a cambiar.
¿Qué artistas te influenciaron en tu forma de hacer música y tus presentaciones en vivo?
Ésas son dos preguntas distintas, y traen varias respuestas, la verdad. Jajajaja. Hay artistas que influyen bastante en mis distintas formas de hacer música, ya que tienes desde componer, tocar teclados hasta cantar. Podría agruparlos, y será disparatado, ya que van desde Wolfgang Amadeus Mozart, pasando por Johann Sebastian Bach, su hijo Wilhem Friedemann Bach, Ravel, Schönberg, Beethoven. Más acá, tienes a Zimmer, Elfman, Jon Lord, Ray Manzarek, Ian Gillan, Ted Neeley, Marco Hietala, Ted Pearson, el irreverente Tiny Tim, que suele salirse mucho en The Nightmare Goes On. Tienes también a Arthur Brown, Ozzy Osbourne, Keith Emerson, Tuomas Holopainen, Rick Wakeman… Creo que me faltan varios, pero más o menos, para ambas preguntas, ésas son las respuestas.