A lo largo de estos últimos cinco años hemos visto el crecimiento de la escena peruana, un brote de bandas nuevas cuyo sonido pesado y psicodélico es bastante característico. Podríamos decir que su auge es reciente, pero hay algo que está claro, una de las primeras bandas en profesar ese estilo fue Mazo, banda de culto que estuvo activo desde finales de los ochentas y que sigue regalando uno que otro ritual en épocas recientes. Tuvimos que esperar muchos años para escuchar las grabaciones de esta banda, ya que, durante sus primeros años y en los noventas no lograron publicar ningún registro formal, más allá de un split con la banda Sentencia.
Es así como en el 2012, celebrando sus 25 años de existencia nos entregaron “Del Azar a la Creación” disco publicado a través del legendario sello peruano Ogro Records y en el cual podíamos, luego de dos décadas y media, poder escuchar ese sonido pesado, fuerte y ebrio que por momentos nos sumerge en un laberinto dantesco. El disco está muy bien elaborado y está repleto de buenos riffs, muchos de ellos bajo la influencia sabatesca de siempre, canciones como Birro el Morbido (la cual es casi un himno en la escena peruana) y La Conspiración muestran una poderosa composición de riffs, llenos de pesadez y con tintes ácidos que nos explotan el cerebro. También podemos apreciar temas más acústicos y reflexivos como Y los Príncipes Duermen o Respirar el Mañana cuya lírica y ambiente caen bien en esa mezcla de texturas que ofrece este trabajo. Otras canciones que quedaron en la cabecera de muchos fanáticos fueron Brilla el Filo en las Cuchillas y Nivel de Vida/Sueño de Muerte par de obras de culto, heavy rock clásico, elaborado y compuesto magistralmente y en donde la energía de este power trio se conecta hermosamente.
Ver a Mazo en vivo es una experiencia gratificante, es una de esas pocas bandas que pueden conectarse espiritual – energéticamente con su público desde la primera nota, publico que ha ido creciendo durante estas dos décadas pero en el cual podemos encontrar un gran grupo de personas que los sigue desde sus inicios, allá en el lejano y turbulento final de los ochentas en Lima. Para concluir esta pequeña retrospectiva, debo decir que Mazo puso una de las primeras piedras en la escena de rock pesado peruana y que veinte años después, vemos sus frutos.