Por: Roman Tamayo
Wyoming es conocido por ser la tierra de los vaqueros, montañas majestuosas y paisajes irreales. En este contexto, un par de amigos se aventuraron a romper las reglas del status quo y crearon un espacio dedicado a los riffs pesados en Jackson Hole.
BIENVENIDOS AL FIRE IN THE MOUNTAINS

Fire in the Mountains es un festival independiente, no tiene marcas o financiamiento de corporativos. Es la suma del esfuerzo colectivo, lleno de amistad y amor a la música. Gracias al trabajo de los organizadores y voluntarios es como se pudo crear uno de los eventos más impresionantes para el metal.
Algo a destacar es que en es hay una conciencia social en cada una de las actividades, por ejemplo: talleres para conocer la historia del lugar, flora, fauna y datos culturales. Además, F.I.M. apoya a diversas organizaciones de la sociedad civil. No es un festival en el que dinero va a pasar a manos de un empresario sin escrupulos, es un festival para crear comunidad y apoyar a la sociedad.

Entremos en materia: imagínate acampar en medio de las montañas, despertar, ver el amanecer, caminar por un río rodeado de arboles; y por la tarde recibir una dosis de riffs pesados mientras ves caer el atardecer, un rojo salido del mismo infierno. Sin duda las palabras no pueden expresar esa experiencia, pero sin duda es algo magistral y especial.

El lineup de este año fue irreal, una curaduría que pasaba por el black metal, doom, la psicodelia, death metal, country, etc. Es increíble que a pesar de que no seas fan de todos estos sonidos, podías descubrir proyectos increíbles que te hipnotizaban.

El primer día del festival fue sagrado: una conexión entre la música y la naturaleza gracias a los shows de Steve Von Till, Helen Money, Mike Scheidt, etc. En lo personal, el show de Steve fue mi favorito: ver caer la noche viendo a la leyenda oficiar un ritual nocturno cargado de misticismo, dolor y sanación fue hermoso.
Al final de la noche, se le ofreció a los fans la posibilidad de escuchar historias alrededor de la fogata con Ivan Bjorson de Enslaved, un gesto muy noble que los fans van a recordar por siempre.
El día dos fue una locura porque la gente llegaba de todos lados: Europa, Seattle, Colorado, Texas, Califonia y un loco de Mexico. El ambiente se sentia especial, se respiraba un aire de comunión, apoyo y cuidado entre los asistentes, voluntarios, bandas y staff.

Dreadnought fue la banda que abrió el segundo día del festival (para mi una gran sorpresa), su sonido es una combinación entre post metal, progresivo y doom que me recuerda a momentos a Kylesa (ahora están de tour con Elder & Belzebong).
Ghost of Glaciers fue una banda que esperaba con ansias: Post Metal de altisimo poder que inauguró el escenario Buffalo este día. Otra grata sorpresa fue Eternal Champion, heavy metal épico con una ejecución magistral y un frontman que te hacia mover el esqueleto.
En los personal Haunter y Wayfarer fueron sin duda las bandas más pesadas que devastaron el Fire in the Mountains el segundo día: Death-Doom de alto poder que hicieron mover la cabeza de todo mundo (incluso el más true). En contraste, David Eugene de Wovenhand dió un set cargado de rock campirano muy a doc al festival.
La cereza del pastel fue Enslaved, quienes viajaron desde Noruega para este show exclusivo en medio de las montañas. A raíz de esto muchos fans viajaron largas distancias para verlos. El show fue magistral: tocaron clásicos y nuevos tracks, en realidad podías sentir que este show era especial para ellos, su forma de tocar e interactuar con los fans fue muy intima.
El doomingo fue el último día del festival, todos estábamos hechos polvo, para mi era el día cumbre porque tocaba Yob, una de mis bandas favoritas. El escenario Teton subió su telón para recibir a The Otolith, esta banda joven que nació de las cenizas de Subrosa: tremenda sorpresa, el uso de violines y riffs masivos son una combinación ganadora.
Snakes fue una banda que amé, su sonido country y sureño pusieron a bailar a todos, uno de mis actos favoritos.
Al terminó de ellos fui a encontrarme con mi destino: YOB, una de las bandas que más he amado desde que descubrí estos sonidos pesados hace ya 15 años. No creo que las palabras alcancen a expresar el sentimiento: riffs masivos pegándote en el pecho, creando un sentimiento de rabia que explota para alcanzar la sanación y paz.
Mike pasa de ser el ser más tranquilo y pasivo a una bestia incontrolable llena de rabia e ira. Ahora entiendo por qué YOB ES AMOR.
El acto que más me impresionó del festival fue Wolves In The Throne Room: un ritual pagano que celebra la conexión entre la naturaleza, la muerte y la música pesada. No puedo imaginar una mejor forma de cerrar las festividades en medio de las montañas.
El show fue sublime: la escenografia, el sonido, la caida de la noche y la sensación de comunidad.
Fuego en las montañas no es un festival más, es una experiencia que transforma vidas, es un lugar donde puedes sanar y conectarte con la naturaleza; un espacio donde recuerdas que ser humano implica crear lazos de amistad, apoyo y comunidad.
Quiero agradecer a todo el staff del festival, en especial a Ollie por todas las facilidades para vivir esta maravillosa experiencia.